FECHA: 15 octubre, 2012

La Suite Vollard de Picasso perteneciente al Instituto de Crédito Oficial es la gran embajadora del arte español.

Ha visitado Kiev (2007), El Salvador (2003) o Washington (1993) y, ahora, recala en la capital de Japón. Gracias a la colaboración entre la Fundación ICO y el Instituto Cervantes de Tokio, los visitantes podrán descubrir una obra cumbre el grabado del siglo XX. La Suite Vollard de Picasso, perteneciente a la Colección del Instituto de Crédito Oficial, es una de las pocas series completas que hay en el mundo. Desde 1992, tras su primera visita a Santo Domingo (República Dominicana) ha sido expuesta en trece países.

La colaboración entre el Instituto Cervantes y la Fundación ICO cumple con la finalidad de difundir el arte y la cultura españolas, que ambas instituciones persiguen. Durante el mes de octubre, el Instituto Cervantes de Tokio albergará en su sala de exposiciones la colección de cien grabados que conforman esta serie.

Esta serie de grabados forma parte de la Colección del Instituto de Crédito Oficial. Las piezas que la integran fueron realizadas por Pablo Ruiz Picasso entre septiembre de 1930 y junio de 1936. A las 97 que componían la obra originalmente, se añadieron en 1937 tres retratos de Ambroise Vollard realizados por Picasso. Estos 100 grabados conforman lo que hoy conocemos como la Suite Vollard.

El nombre de la serie proviene de Ambroise Vollard, marchante y amigo personal de Picasso desde 1901, año en el que el artista expuso por primera vez en París en la Galerie Vollard, junto con Francisco Iturrino. Vollard tuvo un interés constante por la obra del pintor español y la Suite Vollard marca el punto álgido de la colaboración entre ambos.

La Colaboración entre Vollard y Picasso La Suite Vollard surge como fruto de un intercambio comercial amistoso, no como un encargo del marchante al artistacomo se podría pensar.

En 1937, Vollard había conseguido los 97 cobres grabados por el artista a cambio de un número importante de pinturas -propiedad del marchante-, que Picasso deseaba para su colección privada. Por otra parte, unos años antes, el malagueño había propuesto a su galerista un proyecto original: retratarle cada vez que le visitara. En 1910 y en 1915, Picasso había realizado dos retratos del galerista sobre lienzo, pero la serie propuesta de retratos en papel quedó inconclusa, con sólo tres realizados, debido a la muerte de Vollard.

Así, en 1937, para redondear el número de obras de la serie, los tres retratos se unieron a las 97 planchas, formando la Suite Vollard.

La edición definitiva de la serie comenzó a estamparse en 1939, antes de la muerte de Vollard en julio de ese mismo año.

Una vez concluida la tirada, las estampas pasaron, junto a otras series inéditas, a los almacenes de Vollard. Un gran número de estampas fue vendido por Henri Petiet, marchante de grabados, mientras que las planchas de cobre permanecieron en manos del impresor de la obra, Roger Lacourier.

Los cobres de la Suite Vollard fueron mostrados por primera vez en 1979 en la exposición que tuvo lugar en el Museo de Arte Moderno de la Villa de París, de donde pasaron al Museo Picasso de París para formar parte de sus fondos.

Los 4 temas de la Suite Vollard
La Suite Vollard es fruto de momentos intensamente creativos de Picasso. Los años 30 son el periodo de plena madurez del pintor malagueño. Después de pasar por diferentes estilos, habiendo indagado y desarrollado el Cubismo, estaba familiarizado con todos los lenguajes y técnicas artísticas. Esta seguridad creativa le permitió apartarse de las tendencias de vanguardia y volver a los modelos clásicos de expresión, una decisión que le valió las críticas de amigos y artistas inmersos
en las corrientes más renovadoras. En esta etapa, el pintor, a modo de diario íntimo, fue desarrollando sus obsesiones personales en obras como la Suite Vollard.
Junto a los tres retratos de Vollard y un bloque de temas varios, los grabados se articulan en torno a cuatro asuntos temáticos: El taller del escultor, el Minotauro, Rembrandt y la batalla del amor.
El taller del escultor. Picasso dedicó el trabajo más intenso a esta serie, con 46 de los 100 grabados. En este tema desarrolla una y otra vez la relación entre el artista y su modelo, imagen que volverá recurrentemente a la obra de Picasso a lo largo de su vida y en la que el creador establece una relación erótica con la figura de la modelo. En ella podemos reconocer el rostro de su amante Marie-Thérèse Walter. Estas estampas presentan, además, un valor añadido, mostrando la interesante labor escultórica que Picasso desarrollará a finales de los años 20 y principios de los 30.

La batalla del amor. Esta pequeña serie de la Suite Vollard está relacionada con El taller del escultor. En La batalla delamor, Picasso desarrolla la relación erótica, que se hace mucho más violenta, incluso agresiva, llegando a representar escenas de violaciones.

El Minotauro. Las planchas de esta serie, que conforman el otro tema que domina en la Suite Vollard, son más tiernas y melancólicas, a la vez que dramáticas. El Minotauro es un personaje enigmático y recurrente en la obra de Picasso. El artista se identifica siempre con él, con su impulso sexual y criminal, pero también con su ternura y soledad, con su sufrimiento. Gracias a esta figura, expone su vida personal al gran público manteniéndose oculto, empleando al Minotauro como un "alter ego".
Rembrandt. Por último, cuatro planchas están dedicadas a la figura de Rembrandt, el otro gran maestro del grabado con el que Picasso mantuvo una relación de admiración y rivalidad.

La variedad temática, la amplitud del periodo de creación y las técnicas de grabado empleadas, permiten infinitas combinaciones de exposición de la Suite Vollard. Picasso utilizó todos los métodos posibles de grabado: punta seca, buril, aguafuerte y aguatinta. Además de los cuatro bloques temáticos mencionados, realizó veintisiete grabados de Temas Varios que no tienen ninguna relación temática en común y tres retratos a Ambroise Vollard.

 

Documentos Adjuntos:

NP_Suite_Vollard_en_Tokio.pdf